De esto que vas andando por la calle, enciendes el iPod y suena una de tus canciones favoritas, la que fuera canción del verano. Sueltas desprevenida una carcajada, te echas a reír recordando viejos pero inolvidables momentos y encima hay gente que se te queda mirando, no comprendiendo nada. Las personas de tu alrededor se quedan perpleja y tú pareces no importarles nada. Continúas, es tu momento. Aunque no haya nadie en ese mismo lugar, en ese mismo instante que entienda el por qué de tu felicidad. Son esas risas las que valen. Las risas de la calle alegría.
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